El proyecto del inoculante ARVAC Cecilia Grierson contra el COVID, entrará en su última etapa de estudio, apuntando a que la reguladora local ANMAT apruebe esta fórmula durante 2023. Los próximos pasos
Los expertos a cargo de la vacuna bivalente argentina contra el COVID-19 “ARVAC Cecilia Grierson” iniciarán el lunes 6 de febrero la Fase II/III del proceso, dándole forma a la etapa final con la vacunación del primer voluntario de esta etapa del estudio clínico. Al mismo tiempo, siguiendo las recomendaciones de especialistas y de agencias de salud locales e internacionales. comenzará la evaluación de una nueva versión bivalente de la fórmula, con un antígeno de Ómicron BA.4 y BA.5.
Esta vacuna es desarrollada íntegramente en el país por científicos del CONICET, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del laboratorio Pablo Cassará. El estudio de Fase II/III será realizado en más de 10 sitios de investigación, con la incorporación y el aporte del grupo de trabajo del doctor e investigador Gonzalo Pérez Marc.
Según adelantaron a Infobae desde el laboratorio Pablo Cassará, en esta institución ya cuentan con la capacidad industrial para producir hasta 5 millones de dosis mensuales de antígeno vacunal, y tienen proyectado comenzar su fabricación en paralelo al desarrollo de los mencionados estudios de Fase II/III.
En los primeros días del 2023, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) había autorizado el inicio de los estudios de Fase II/III del proyecto para evaluar la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad. Cabe recordar que ARVAC es una vacuna proteica producida por biotecnología, una plataforma tecnológica muy segura que se utiliza desde hace décadas en inoculaciones para niños recién nacidos y adolescentes. De hecho, Cassará desarrolló y lanzó al mercado en 1997 la primera vacuna contra la Hepatitis B producida en la región.
Este proyecto es el resultado del esfuerzo coordinado de más de 200 personas de distintas disciplinas, pertenecientes a más de 20 instituciones públicas y privadas y a otros 12 sitios de investigación clínica.
“Durante la pandemia, Argentina tuvo que esperar a que los productores de vacunas abastecieran a los países en los que estaban instalados. Tener una plataforma propia para la región es muy importante para que eso no vuelva a ocurrir, en caso de que haya una nueva pandemia o que las variantes que circulen en nuestra región no sean las mismas que en el norte”, había resaltado en diálogo con Infobae Juliana Cassataro, bióloga (UNSAM), doctora en Inmunología y líder del equipo UNSAM-CONICET que trabaja en esta vacuna.