Como cada 11 de septiembre, este jueves se celebra el “Día del Maestro y la Maestra” en conmemoración al fallecimiento del “Padre del aula”, Domingo Faustino Sarmiento, en el año 1888. El prócer argentino fue el gran impulsor de la instrucción y así quedó plasmado en su libro “De la educación popular” (1849).
Faustino Valentín Sarmiento, conocido como Domingo Faustino, nombre que asumió en homenaje al santo de familia, nació en San Juan el 15 de febrero de 1811. Hijo de José Clemente Quiroga Sarmiento, arriero de mulas y peón ocasional, fervoroso soldado de la Independencia, y de Paula Albarracín, mujer fuerte y trabajadora que, en ausencia del padre, se imponía en el hogar.
Domingo cursó, entre 1815 y 1821, estudios en la Escuela de la Patria de su ciudad natal. Sin embargo, en 1823, luego de tratar vanamente de ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires, trabajó como asistente del ingeniero Víctor Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan. Su tío, el presbítero José de Oro tuvo a cargo los estudios de Domingo y fue desterrado en 1825 por oponerse a las reformas eclesiásticas. Luego de ello, se trasladaron juntos a San Luis, donde allí se produjo el primer acercamiento de Sarmiento a la educación, al fundar su primera escuelita, siendo maestro y discípulo al mismo tiempo.
En 1848 se casó con Benita Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adoptó a su hijo Domingo Fidel (Dominguito), quien moriría en el frente de batalla en 1866 a los 21 años durante la Guerra de la Triple Alianza.